El
arquitecto Salvador Vila retoma el proyecto iniciado en los años
sesenta para liberar al templo de sus aditamentos neoclásicos. La
arquitectura tiende de forma natural a superponer estilos,
enriqueciendo la historia del edificio, pero complicando al mismo
tiempo su lectura por parte de los visitantes.
Sepultada
entre multitud de estucos, aditamentos y rehabilitaciones promovidos
por los afanes estéticos de los periodos barroco y neoclásico, se
halla la catedral de Valencia original, construida en el siglo XIII
sobre los restos de una antigua mezquita, que a su vez se había
levantado sobre una iglesia visigótica. Sin pretender borrar todas
las huellas de sus sucesivas etapas constructivas, desde el Cabildo
de la catedral se impulsa desde hace décadas un ambicioso proyecto
de restauración y recuperación de los elementos góticos de la Seo,
para aproximarla a su perfil primigenio.
Es
una operación delicada en la que no siempre es posible descubrir las
estructuras del XIII, que en algunos casos fueron encastradas y
desaparecieron en la profundidad de muros y añadidos posteriores.
Tal es el caso, por ejemplo, de los enormes arcos que daban acceso a
la capilla de San Pedro; una entrada tapiada en el siglo XIX bajo el
portalón de estilo neoclásico que hoy observamos.
La
primera gran intervención de recuperación gótica de la catedral
tuvo lugar entre los años setenta y ochenta, con la eliminación de
las pilastras de mármol y las plementerías de yeso neoclásicas que
cubrían la nave principal y laterales del templo. Esta obra permitió
liberar las bellas columnas góticas de piedra y las bóvedas de
crucería que habían permanecido ocultas durante siglos.
Para
más info.: www.arteguias.com/edadmediaespana.htm
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